La geografía de su ciudad afecta la práctica del analista, invariante de lo Real

SAMPARIOCA

El primer SAMPARIOCA – un pequeño encuentro clínico de psicoanalistas de Rio de Janeiro y São Paulo, alrededor de la enseñanza de Jacques Lacan – ocurrió el sábado, 28 de junio, en el IPLA – Instituto del Psicoanálisis Lacaniana (SP), bajo la coordinación de Jorge Forbes (IPLA/SP) y Tania Coelho dos Santos (SEPHORA/RJ).

Cincuenta participantes del Núcleo Sephora, del IPLA y del Proyecto Análisis debatieron diez casos clínicos, en un encuentro que se extendió por doce horas. Se trataron de casos atendidos en el ámbito de los estudios del Sephora (en Tribunal de infancia y familia, Clínica de obesidad), y en las tres clínicas mantenidas por el IPLA (la Clínica del Psicoanálisis del Centro de Estudios del Genoma Humano – USP, Núcleo de Investigación, Psicopatología y Psicoanálisis – HC – USP y Clínica Escuela).

En el decurso de los trabajos, algunos puntos en común se destacaron. Las grandes metrópolis imponen desafíos que exigen cambios del psicoanálisis. Son un campo apropiado para el estudio de la segunda clínica de Lacan, que pone de relieve más la consecuencia que el sentido.

En una sociedad líquida, el analista no espera ser llamado. Donde los enunciados imperativos hacen sufrir, ofrece la palabra y la escucha, anticipándose a la demanda. Su acción requiere dispositivos clínicos flexibles y redes intercambiables de producción y circulación del psicoanálisis.

Por esa razón, el psicoanalista lacaniano:

1 – no retrocede delante de la desesperanza de sujetos que fueron sentenciados por las contingencias (en la forma de sentencia judicial, diagnóstico médico, encaminamientos de familiares, etc); 

2 – acoge (sin resignarse ni compadecerse) lo insoportable de cada uno que lo busca;

3 – interviene para vaciar la consciencia de los discursos y sus diferentes imperativos;

4 – apuesta en la vitalidad del psicoanálisis para interpretar los discursos (familiares, médicos, pedagógicos, jurídicos y etc.) que sojuzgan un sujeto, que tornan su existencia imposible o una tragedia; 

5 – establece un trabajo conjunto con instituciones (la universidad, el judiciario, el hospital, etc.) que ofrecen condiciones para potenciar el acto analítico, produciendo un poco más de satisfacción como efecto;

6 – trabaja de modo a modificar diagnósticos, pronósticos e incluso la dirección del tratamiento médico, de la orientación pedagógica, de la decisión judicial, entre muchos otros procedimientos;

7 – inserta, en la consideración de la sociedad líquida, la dimensión invariable de lo vivo, de la sexualidad, de la muerte, pues sabe que, sólo así, se puede reinventar el uso del cuerpo e de los lazos sociales;

8 – condena la prescripción todo imperativo mortificante y toda sentencia mórbida vigente sobre el sujeto, ya que éste tiene el derecho a permanecer vivo; 

9 – pone su trabajo a prueba de la conversación, sometiendo el relato de sus casos (principios, métodos y resultados) al examen de la comunidad científica y psicoanalista; y 

10 – transmite sus descubiertas de modo claro y poco ritualizado, facilitando la adhesión de diferentes comunidades al discurso psicoanalítico y provocando, en ese movimiento vivo, la constante reinvención del psicoanálisis.

Tradução : Emarí Andrade

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