Los siete pecados capitales en la hipermodernidad

Patricia Gorocito

Los siete pecados capitales en la hipermodernidadLo que intento es  describir lo que padecen los sujetos  que van a la consulta clínica. Algunos pecan por exceso y otros por escasez

Cuando era una niña mis padres me llevaban a la iglesia y recuerdo que para tomar la comunión estudié el nuevo testamento y, luego, de dos años de catecismo, recibimos el importante sacramento mi hermana más chica y yo.  Más tarde fue la confirmación.

En aquella época sabía de memoria los siete pecados capitales y ahora también.

Después, durante la adolescencia leí en la escuela La Divina Comedia de Dante Alighieri y volví a estudiar y también a cumplir los siete pecados capitales.  La adolescencia fue para mí un llamado al exceso como hoy la madurez es un llamado a la moderación. Por supuesto que sólo se trata de mi caso. Para otros será exactamente al revés. O no tanto, depende, pero no sé de qué depende.

Hace poco el psicoanalista Jorge Forbes fue invitado al programa “Todo Seu” que conduce Ronnie Von por TV Gazeta. De manera muy inteligente y simpática Ronnie supo preguntarle a Forbes, sin moralina ni sentimiento trágico de la vida que pensaba de estos pecados.

Ronnie Von y Jorge Forbes motivaron esta  reflexión.

 Sabemos que en la actualidad hay siete pecados capitales pero en algún momento hubo ocho. La envidia, la lujuria, la ira, la codicia, la gula, la vanidad y la pereza. En su momento también la tristeza era un pecado luego optaron por  excluirla. Tal vez vuelvan a incluirla porque se medica bastante  confundiéndola con la depresión.

La envidia,  palabra derivada del latín in videre, significa fijación visual sobre algo, dentro de algo. Este pecado o porqué no llamarlo pulsión  habita al ser humano desde su más tierna infancia.

Melanie Klein estudió esta modalidad de la pulsión y también Freud y Lacan.

Pero no sólo los religiosos, escritores y psicoanalistas hablan de la envidia.

Los no letrados o legos hablan incluso de curar el mal de ojo.

La envidia tiene que ver con una mirada feroz no sobre el otro, sino sobre aquello que brilla en el otro, su ágalma, aquel brillo singular que lo hace deseable y único.

El envidiado percibe la ferocidad en la mirada del envidioso y trata de disimular sus dones. Se siente incómodo porque la mirada del envidioso transmite oscuridad.

Este pecado es tal vez el más triste porque el envidioso sufre siempre por los dones ajenos y tiene bloqueada la capacidad de admirar la belleza o el talento de los otros.

Y en la época actual en la que hay una hegemonía de la dimensión visual,  en la que todo tiene que exhibirse se multiplican los posibles lugares espectaculares para el sujeto envidioso. También para el vanidoso que le gusta mostrar y para el furioso que nada tiene y se llena de ira por la injusticia.

El tema de los pecados capitales está muy vigente. Aunque, en realidad, considero que las pasiones son eternas y cada época tiene su modo de manifestarlas, por lo tanto es sólo una sensación esto de decir que son actuales.

Entonces siguiendo con estos tremendos pecados es posible referirse a todos  los que se relacionan con el exceso: la gula, la lujuria, la codicia.  El exceso se corresponde con el imperativo moral vigente, un superyo que ordena: “goza…no importa de qué pero goza…”.

En la gula se pueden ubicar todos los trastornos ligados a la pulsión oral: comida, cigarrillos, drogas legales e ilegales y cualquier otro tipo de problema vinculado al exceso de consumo.

La codicia, el amor al oro, al dinero. El mejor ejemplo de codicia es el del capitalismo financiero. Se sabe que el dinero puede llegar a ser un vicio y no lo digo porque tomé la primera comunión sino porque en la clínica el significante dinero suele ser un significante amo feroz que hace de la vida de un sujeto un esclavo del trabajo o de las finanzas.

Es notable como en los espacios de poder las personas se corrompen por dinero que seguramente en la vida ni siquiera van a disfrutar; jueces, políticos y policías.

En casi todas las democracias occidentales hay corrupción.

En décadas pasadas se arriesgaba la vida por un mundo mejor, más solidario, más justo.

Hoy los héroes pueden ser villanos y extremadamente narcisistas.

Entonces, como  los enumeraba más arriba: la envidia, la gula, la ira, la codicia, la vanidad, la lujuria.

Este último pecado está relacionado con la adicción al sexo. En esta época como en otras muchos sujetos viven el sexo de manera descontrolada. Banalizar las relaciones sexuales o transformar el sexo en mercancía puede ser una manera muy naif de evitar el encuentro con la no relación sexual que nos plantea el enamoramiento.  Es decir tener sexo sin saber que no hay complementariedad. Abunda un estilo de fornicación muy parecido a la masturbación. Y con este tema se vincula a la pereza, no sostener una relación amorosa porque da mucho trabajo. No sostener el deseo porque viene acompañado de  culpa y  responsabilidad. El goce solo es mortal y deja al sujeto adormecido, escondido detrás de sí. No hay sujeto dividido.

También la pereza es posible asociarla con la depresión, cobardía moral diría Jacques Alain Miller.

Incluso  es válido vincularla con la procastinación: dejar para mañana lo que se puede hacer hoy  por temor  o estado de ánimo.

Por último se configura como un no poder inventarse cada vez,  es obedecer a lo que hace la mayoría. Quedar satisfecho sólo con el deber cumplido.

No está tan mal hablar de los pecados capitales hoy, mucho peor es psiquiatrizar las pasiones.

No se trata de corregirlas como hace la religión que tiene su moral y su doctrina.

Lo que intento es  describir lo que padecen los sujetos  que van a la consulta clínica. Algunos pecan por exceso y otros por escasez.

Pero mucho antes del cristianismo y del psicoanálisis los filósofos griegos hablaron de las virtudes.

Platón, Sócrates y Aristóteles.  En los diálogos de Platón están las virtudes cardinales; prudencia, justicia, templanza y fortaleza.

Y más tarde Aristóteles sistematizó su tratado sobre las virtudes, especialmente en su Ética a Nicómano.

Por supuesto que luego los cristianos tomaron estas virtudes para educar a sus seguidores.

Y cada pecado capital tiene su virtud cardinal.

Ira – Paciencia

Envidia – Caridad

Gula – Templanza

Codicia – Generosidad

Lujuria – Castidad

Vanidad – Humildad

Pereza – Diligencia

Para concluir sería interesante pensar que sucede en el presente  imperio de las imágenes y por qué no en la hoguera de las vanidades. Los psicoanalistas conocemos bien estas pasiones y estas virtudes mencionadas por los filósofos, escritores y religiosos y a veces pienso que somos grandes pecadores.

Últimamente algunos psicoanalistas han comentado, después de la tremenda barbarie sufrida en Francia, mientras marchaban en Paris bajo la consigna “Je suis Charlie”  “…Qué barbaridad  (los bárbaros son los otros en la historia de la humanidad, la pura alteridad) los ateos, los superiores, los que hemos evolucionado tanto que podemos despreciar y burlarnos de dioses ajenos, nosotros los ateos, la república civilizada…y ahora vienen estos bárbaros asesinos…”. Es increíble que un  psicoanalista aún ratifique el pensamiento evolucionista y encima se confunda tanto. Porque no existen los ateos, los psicoanalistas lo sabemos mejor que nadie. Los neuróticos creemos en nuestro fantasma y los psicóticos en sus delirios. Las religiones privadas existen en todos lados, lo dijo Freud hace mucho, incluso en los ambientes más sofisticados.

Entonces no está mal que en la hipermodernidad como en la antigüedad sigamos haciéndonos cargo de nuestras pasiones malditas, esas fieras salvajes que nos habitan, diría el cura de mi barrio un miércoles de ceniza.

Amigos psicoanalistas, a veces escucho al papa Francisco y me parece más revolucionario que unos cuantos AE que conozco.

Las pasiones más nobles y las más espantosas nos habitan, sólo es cuestión de conversar con ellas.

¿O acaso no soñamos?         

Patricia Gorocito é psicanalista e professora da Faculdade de Psicologia da Universidade de Buenos Aires, Argentina.  

Link para o vídeo de Jorge Forbes na TV Gazeta: http://youtu.be/_k3fMhIoDoY

Data de publicação: 05/03/2015